Una mañana de verano dos hermanos, Julia y Héctor estaban aburridos en su casa, de
pronto sonó el teléfono, ellos no sabían que hacer porque sus padres les dicen
que no abran la puerta ni cojan el teléfono a desconocidos, de pronto paro de
sonar el teléfono y un poco más tarde volvió a sonar y ellos decidieron
cogerlo.
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Cuando bajaron el hombre les estaba esperando
dentro de una furgoneta blanca. Iban de camino al trabajo y en el último cruce
se desvió hacia la dirección contraria, ellos se dieron cuenta de que pasaba
algo. Y se empezaron a preocupar.
Les metieron una inyección y se quedaron dormidos,
cuando se deportaron estaban en una casa del terror atados a una silla con la
comida delante de ellos , de repente fue un fantasma a darle la bebida se
quedaron con la boca abierta, y le preguntaron , ¿eres de verdad? Y contesta –sí
soy de verdad. Empezaron a gritar.
Les dijo tranquilo os vengo a ayudar os voy a
ayudar a escapar, estoy en contra de mi dueño secuestre a niños para pedir dinero
para el recate. Este es el plan a la hora de la merienda vendré con cuchillos
os desatare y nos iremos por una puerta secreta , preguntaron -¿no nos vera tu dueño?
No porque a esa hora se va a dar un paseo por la playa, es nuestra oportunidad.
Llego la hora de la merienda y estaban preparados para salir, el fantasma llevo
el cuchillo y les desato en ese momento entro el dueño silbando y dijo que se
había dejado el móvil y no se dio cuenta de nada se fue y se fueron corriendo detrás
de él fantasma, llegaron a la puerta y el fantasma la abrió y dijo llevaros
esta llave, ir
todo recto y girar a la derecha encontrareis una puerta abrirla con la llave. Os
deseo suerte.
Los niños dijeron -¿cómo pero tú no vienes?
– No yo me
quedo aquí, estoy secuestrada, mi dueño ha hecho un hechizo para que no salga
ha sellado las puertas con un hechizo secreto.
-Me das mucha pena toma mi móvil hablaremos todos
los días, yo te llamare(dijo Julia)
-Vale y ahora iros correr.
-Adiós hablamos pronto.
Cuando salieron fueron con sus padre que estaban
muy preocupados.
Al final los niños salieron y hablaban todos los días
con ella por teléfono, al final el secuestrador fue a la cárcel. Ye l fantasma convirtió
la casa en una casa de juegos y los niños iban todos los días a jugar.
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