Él
Él, así es cómo le conocía todo el mundo; él, el de la cara rara, el empollón,
el gafotas…
Todos los días sentía lo mismo,
quería que las paredes se lo tragaran, que desapareciera de la Tierra aunque
solo fueran por unos instantes.
Así es cómo se sentía todos los días Kilian, cuando estaba en
clase, en la biblioteca, en el parque…
Todo sucedió el primer día de
clase, Kilian estaba muy emocionado, iba
a empezar 1º de la ESO, todo iba bien hasta
que empezaron a hacer los primeros
exámenes.
Kilian estaba muy contento, sus
calificaciones eran muy altas, dieces, nueves... Y hasta parecía que le
empezaba a caer bien a los profesores.
Pero al “gracioso” de Blas, el chico más
popular del insti no se le ocurrió nada mejor que decir a que Kilian era un empollón.
Y todo el mundo le llamaba así, bueno,
los que le conocían, que no eran ni una cuarta parte de lo que Kilian había
soñado.
Pasaron los años y para la gente
Kilian seguía siendo invisible.
Es más, era más habitual que le
llamaran por los apodos absurdos que le ponían sus compañeros, que le llamaran
como él, ese… a que le conocieran por su
verdadero nombre: Kilian
Pero un día todo cambió, fue cuando conoció a Carol, una chica nueva.
Desde el momento que se dijeron “Hola” que supieron que iban a ser grandes
amigos.
La verdad, es que el tiempo pasa
volando, ya que Kilian y Carol ya estaban en 1º de bachillerato,
pensar que se conocían desde los 13 años hasta los 17.
Pero antes de eso sucedieron
cosas que Kilian nunca se habría podido imaginar; desde que era amigo de Carol,
bueno, algo más que amigos, la gente ya le conocía por su nombre, Kilian , Blas
y sus compañeros ya no le molestaban…
Es increíble como una persona
puede hacer tanto por ti y cambiarte de una forma maravillosa.
BERTA PERIS FONS-6ºA
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