ALEJANDRO PEREZ
NOCHE BUENA DE FATASMAS
El
señor Scrooge es un hombre avaro, tacaño y solitario, que no celebra la
Navidad, y solo piensa en ganar dinero. Una víspera de Navidad, Scrooge recibe
la visita del fantasma de su antiguo socio, muerto años atrás. Este le cuenta
que, por haber sido avaro en vida, toda su maldad se ha convertido en una larga
y pesada cadena que debe arrastrar por toda la eternidad. Le anuncia que a él
le espera un destino aún peor, y le avisa de que
tendrá una última oportunidad de cambiar cuando reciba la visita de los tres
espíritus de la Navidad. Scrooge no se asusta y desafía la predicción.
Esa noche aparecen los tres espíritus navideños: el del Pasado,
que le hace recordar a Scrooge su vida infantil y juvenil llena de melancolía y
añoranza antes de su adicción por el trabajo y su desmedido afán de dinero. El
del Presente hace ver al avaro la actual situación de la familia de su empleado
Bob, que a pesar de su pobreza y de la enfermedad de su hijo Tim, celebra la
navidad. También le muestra cómo todas las personas celebran la Navidad; incluso
su propio sobrino, Fred, quien lo hace de una manera irónica pero alegre, ya
que nadie quiere la presencia del avaro. Antes de desaparecer a medianoche, el
espíritu muestra a un par de niños de origen trágicamente humano: la Ignorancia
y la Necesidad.

El terrible y sombrío Espíritu del Futuro le muestra el destino de los avaros.
Su casa saqueada por los pobres, el recuerdo gris de sus amigos de la Bolsa de
Valores, la muerte del pequeño Tim y lo más espantoso: su propia tumba, ante la
cual Scrooge se horroriza de tal forma que suplica una nueva oportunidad para
cambiar. Entonces, el avaro despierta de su pesadilla y se convierte en un
hombre generoso y amable, que celebra la Navidad y ayuda a quienes le rodean.
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